lunes, 24 de enero de 2011

Música en el cuerpo y el cosmos


Los grandes compositores advertían las relaciones entre el sonido, la música y la salud. Se cuenta que George Frederick Haendel afirmaba que no pretendía divertir a su público con sus composiciones; lo que quería era "hacerlos mejores". En el Siglo XVIII, el célebre cantante de ópera Farinelli curó al rey Felipe V de España de una enfermedad crónica cantando una y otra vez el aria favorita del rey. Martinus, otro vocalista de la época, decía que a algunas personas del público les bajaba la fiebre durante sus actuaciones.



En el Siglo XIX se llevaron a cabo investigaciones científicas sobre los efectos fisiológicos de la música, a base de medir sus incidencias sobre la respiración, el ritmo cardíaco, la circulación y la presión sanguínea. Como fruto de estas investigaciones, se encontraron secuencias musicales escogidas que conseguían aliviar dolores concretos. Otros estudios científicos han reforzado la idea que la resonancia es fundamental para la curación por medio del sonido y de la música. El principio acústico de la resonancia no sólo se aplica a los instrumentos musicales, sino también al cuerpo humano. Cuando las ondas sonoras entran en el cuerpo, se producen por simpatía vibraciones de sus células vivas, que ayudan a restaurar y a reforzar la organización saludable. El alto contenido de agua de los tejidos corporales contribuye a transmitir el sonido y el efecto general se puede comparar con el de un masaje profundo a nivel atómico y molecular.



Por lo tanto, el ser humano se asemeja a un instrumento musical complejo, único y delicadamente afinado. Cada átomo, cada molécula, célula, cada tejido y cada órgano del cuerpo emite continuamente las frecuencias de la vida física, emocional, mental y espiritual. La voz humana es indicadora de la salud del cuerpo en todos estos niveles y establece una relación entre el individuo y la maravillosa red de vibraciones que es el cosmos.

Finalmente, la música es un idioma humano universal, y un camino hacia la curación profunda y la plenitud espiritual.

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