martes, 11 de enero de 2011

Música: la Fuente y la Fuerza de la Vida


Desde que el hombre caminó por primera vez en la tierra, hemos estado golpeando

objetos inanimados y notando armonías tonales en todo lo que hacemos. La música evoca una emoción tan profundamente arraigada en nosotros, que nos conecta con nuestro ser interior en un número infinito de niveles.


Desde las profundidades de la depresión a los momentos en los que nos sentimos mas altos en la vida, hay una música que nos puede tocar profundamente en cada paso del camino. Alguien una vez me dijo: “No me gusta la música”… Yo simplemente no podía entender este concepto de no gustarle la música. Obviamente podía ver cómo a uno le pude no gustar un determinado tipo de música, pero que no le guste cualquier tipo de musica, era una idea totalmente ajena a mí.

Tuve suerte, supongo, creciendo, estaba al tanto de los gustos de mis padres, de la generación de 60, todas esas cosas hippies, junto a una fina selección de blues, reggae, jazz y canciones que se han perdido en nuestra generación moderna. De hecho, mi padre tenia uno de los primeros ejemplares de los primeros 45 de una etiqueta denominada Chess. Vale una fortuna ahora, sin duda. La música siempre ha sido una parte importante en mi vida.

Entonces ¿por qué la música nos llega a este nivel más básico? ¿Qué tiene el ser humano que nos hace anhelar este “alimento del alma”? Bueno, la música es un medio de comunicación multifacético. A través de la música es posible crear todas las características acústicas que usamos en nuestro lenguaje cotidiano. Además, estas características acústicas se pueden generar de una forma muy definida. Esto le permite a los compositores llegar a nosotros en nuestro estado más primitivo.

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